Yule



El Solsticio de Invierno, que se celebra en los días comprendidos entre el 20 y 23 de Diciembre es una de las fiestas celtas. Los sabbats, son fiestas que se celebran en días de luna llena. Y esta es una de ellas.

Este día es el momento de mayor oscuridad: el sol está en su punto más bajo en los cielos, mientras que la noche es la más larga del año. Yule es uno de los puntos clave del ciclo. Tras Yule, los días empiezan a prolongarse, por lo que esta festividad se celebra tradicionalmente para convocar el retorno de la luz y de la esperanza al mundo oscuro

Hay muchas similitudes entre los ritos celtas y las tradiciones navideñas que ahora se identifican con la tradición cristiana. Repasemos alguna de ellas.


- Era costumbre adornar las casas con hiedra, por dentro y por fuera, y poner guirnaldas de acebo y muérdago, para protegerse de visitas no deseadas.


- Los colores empleados para los adornos eran el color rojo, símbolo del nacimiento (por su asociación con la sangre del parto), y el verde, símbolo de la tierra, ya que se consideraba que, al empezar los días a ser más largos, era entonces cuando verdaderamente empezaba a resurgir la vida en la tierra.


- Otra costumbre heredada de los pueblos celtas es la del árbol de navidad, que en su origen era un tronco de árbol que se quemaba la noche del solsticio, para festejar el renacimiento del sol y para atraer la prosperidad. Esta costumbre se remonta incluso a Egipto, en el 5000 a.c. (festejaban el nacimiento de Horus, su "rey sol") y a los antiguos sumerios (festejaban el nacimiento del dios Mitra), y ha sufrido cambios, pero ha estado presente desde entonces en multitud de culturas.


Cuando los celtas adoptaron esta costumbre, hacia el 1100 a.c., recogían un leño después del solsticio y lo guardaban hasta que, unos días antes de la festividad, lo adornaban con piñas de conífera, acebo, hiedra y otras plantas siempre verdes, lo que parece que puede ser uno de los orígenes de la costumbre actual de adornar un árbol. Después de varios días adornado y colocado en un lugar de honor del hogar, para que todos los miembros de la familia pudieran tocarlo y dejarle golosinas y regalos, el leño se prendía al ponerse el sol la noche del solsticio (normalmente era la madre quien prendía el fuego) y se quemaba lentamente. Sus cenizas se guardaban con veneración, ya que se decía que podían curar enfermedades, y se solía guardar algún resto carbonizado para encender el fuego del leño del año siguiente.


El Solsticio de Invierno, conocido en el paganismo como Yule (del germánico/sajón "Jul","rueda") o como Alban Arthan y Mean Geimhridh en la tradición druídica, se corresponde con la noche más larga del año y el día más corto y se celebra entre el 21 y el 22 de Diciembre.


El Solsticio de invierno, como todos los cambios estacionales se ha celebrado desde tiempos inmemoriales, para los celtas, los antiguos griegos, o los vikingos, esta noche simbolizaba el final de la parte oscura del año, ya que a partir de ella los dias comienzan a alargarse.


En la actual tradición pagana Yule representa simbólicamente el renacer del Dios tras su muerte en Samhain.


Tras el frio, que aun persistirá durante un tiempo (pero cada vez menos) la naturaleza se prepara para renacer, completando una vez más el eterno ciclo de nacimiento, madurez, muerte y renacimiento que encontramos presente en la propia naturaleza y en todos los seres creados por ella.


Muchas de las tradiciones paganas pertenecientes a la festividad de Yule perviven hoy en día:
El muérdago, bajo el cual es tradición besarse y con el cual se adornan las casas era considerado por los druidas una de las plantas más sagradas y poderosas, además de ser un potente afrodisíaco.


La figura de Papa Noel proviene también de la tradición pagana, representando al Dios Sol o al Rey del Roble, Cerunnos o el Astado , cuya influencia también encontramos en los tradicionales renos que conducen su trineo.


La cena de Nochebuena es la adaptación cristiana de la festividad pagana correspondiente al Solsticio de Invierno, ya que en esta época en la que el frió arreciaba y a menudo la nieve cubría los campos las familias se reunían y celebraban esta festividad compartiendo los alimentos almacenados de la última cosecha, alimentos por otra parte, muy energéticos, ya que el intenso frío del invierno aumentaba el desgaste calórico. También eran típicas en esta época, la más fria del año, las bebidas alcohólicas que como bien sabemos hacen entrar en calor y los dulces, ya que era necesario acumular grasas para protegerse del frío.

Una antigua tradición que muy posiblemente esté relacionada con nuestro actual árbol de Navidad era la quema del tronco de Yule, de la cual probablemente también provenga la tradición catalana del "Caga-Tio".


El tronco de Yule , normalmente de pino o roble, se hacía arder durante toda la noche en el hogar y se consideraba que sus cenizas traían suerte al hogar donde el tronco se había quemado. Ésta tradición que practicaban ya los sumerios y los egipcios, fue adoptada por los celtas, quienes antes de hacer arder el tronco lo adornaban con hojas de hiedra, piñas, acebo...y todos los miembros del clan o la familia dejaban al lado del tronco ofrendas y golosinas.


Como ya hemos dicho en las tradiciones paganas se consideraba el Solsticio de Invierno como el renacimiento del Dios y consecuentemente los cristianos hicieron coincidir el nacimiento de su propio dios con estas fechas, más concretamente con el 24 de Diciembre, el cual era también, por otro lado, el día del nacimiento de Mitra, uno de los dioses más populares dentro del Imperio Romano en la época en la cual el cristianismo se convirtió en religión oficial del Imperio.


Espiritualmente Yule es la época en la que renacen nuestras energías, es el momento de llevar a cabo nuestros proyectos, cuyos resultados "cosecharemos" en la mitad luminosa del año.


Yule es momento también de reunirnos con nuestros seres queridos, de contar historias a la luz de la lumbre y recordar con amor a los que ya no están con nosotros




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